Has aumentado, Oh Jehová Dios mío, tus maravillas; y tus
pensamientos para con nosotros, no es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de
ellos, no pueden ser enumerados. Salmo 40:5.
Deben enseñar
a sus hijos a ser
bondadosos, serviciales, accesibles a las
súplicas y, sobre todo lo demás, respetuosos de las
cosas religiosas, y deben sentir
la importancia de los requerimientos de Dios.
Se les debe
enseñar a respetar la hora de la oración; se debe exigir que se
levanten por la mañana para estar
presentes en el culto familiar.
El padre, que es
el sacerdote de su casa, debiera
dirigir los cultos matutino y vespertino. No hay razón para
que éste no sea el ejercicio más interesante y agradable de la
vida hogareña, y Dios es
deshonrado cuando se lo
hace seco y tedioso.
Sean cortas y animadas las
reuniones del culto familiar. No permitan que
sus hijos o cualquier otro miembro de la
familia les tengan miedo por ser tediosos o faltos de
interés.
Cuando se lee un
capítulo largo y se lo explica y se
eleva una larga oración, este precioso
servicio se hace cansador y es un
alivio cuando termina.
Los jefes de
la familia debieran ocuparse especialmente de que la hora del culto sea sumamente
interesante.
Dedicándole algo
de atención y cuidadosa
preparación, cuando nos presentamos ante la presencia de Dios, el
culto familiar podrá ser agradable y estará
lleno de resultados que
únicamente revelará la eternidad...
Elija el
padre una porción de las Escrituras que sea interesante y
fácil de entender; serán suficientes unos
pocos versículos para dar una lección que
pueda ser estudiada y practicada
durante el día... Por lo menos
debieran cantarse unas pocas estrofas de un
himno animado, y la oración debe
elevarse corta y al punto.
El
que dirige en oración no debiera orar por todas las cosas, sino que debiera expresar sus necesidades con palabras
sencillas y su alabanza a Dios con gratitud.
Para
Despertar Y Fortalecer el amor hacia el estudio de la Biblia, mucho depende del
uso que se haga de la hora del culto. Las horas del culto matutino y las del
vespertino deberían ser las más dulces y útiles del día.
Entiéndase que no
deben interponerse a esa hora
pensamientos inquietos y faltos de bondad; reúnanse los padres y los niños para encontrarse con Jesús y para invitar a los santos ángeles a estar presentes en el
hogar.
Los cultos
deberían ser breves y llenos de vida, adaptados a la ocasión y
variados. Todos
deberían tener parte en la lectura de la Biblia, aprender y repetir a menudo la ley
de Dios. Los niños
tendrán más interés si a veces se les
permite que escojan la lectura. Conducción
del Niño, 493, 494. [315]
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