viernes, 8 de enero de 2021

23. “CONFORMIDAD CON EL MUNDO” TESTIMONIO 2 PARA LA IGLESIA (1856). TOMO 1.

Se me mostró la conformidad con el mundo que tenían algunos profesos observadores del sábado. Vi que era una desgracia para su profesión de fe, una desgracia para la causa de Dios. Con ello niegan su profesión. Piensan que no son como el mundo, pero se parecen tanto a los mundanos en Vestido, En Conversación y en Acciones, que no existe distinción entre ellos. 

 Los vi adornando sus pobres cuerpos mortales que en cualquier momento pueden ser tocados por el dedo de Dios y yacer sobre el lecho de angustia. Y luego, al aproximarse a su última etapa, les sobreviene una angustia mortal, y su gran pre­gunta es: "¿Estoy preparado para morir? ¿Preparado para aparecer ante Dios en el juicio y pasar la gran prueba?"

Preguntadles cómo se sienten al adornar su cuerpo, y si saben lo que significa estar prepara­dos para presentarse delante de Dios, y ellos os dirán que si pudieran retroceder en el tiempo y vivir nuevamente el pasado, corregirían sus vidas, eliminarían las necedades del mundo, su vanidad y orgu­llo, y adornarían sus cuerpos con vestidos sencillos, y darían un ejemplo para todos los que viven a su alrededor. Vivirían para dar gloria a Dios.

¿Por Qué Es Tan Difícil Llevar Una Vida De Abnegación Y Humildad? Porque los cristianos profesos no han muerto al mundo. Es fácil vivir así una vez que hemos muerto. Pero muchos anhelan los puerros y las cebollas de Egipto. Tienen la disposición a vestirse y actuar en forma tan parecida al mundo como sea posible, y al mismo tiempo esperan ir al cielo. Esas personas tal vez esperan subir por otra parte, pero no entrarán por la puerta estrecha y el camino angosto. Se me mostró el grupo que había asistido a la conferencia. El ángel dijo: "Algunos serán alimento para los gusanos,7 algunos sufrirán las (126) siete últimas plagas, algunos quedarán vivos y permanecerán en la tierra hasta ser trasladados en la venida de Jesús". Palabras solemnes fueron éstas, pronunciadas por un ángel. Le pregunté al ángel por qué había tan po­cos que se interesaban en su bienestar eterno, tan pocos que se preparaban para la última transforma­ción. Él dijo: "El mundo los atrae y sus tesoros les parecen valiosos". Encuentran suficiente para man­tener ocupada la mente y no tienen tiempo de prepararse para el cielo.

7 (La Hna. Clarissa M. Bonfoey, quien durmió en Jesús tres días después que se dio esta visión, a pesar de sentirse bien en­tonces, quedó muy impresionada con la idea de que ella sería una de las que irían a la tumba, y compartió su convicción con otros). 

Satanás está siempre listo para hundirlos cada vez más profundamente en dificultades; tan pronto como desaparece de su mente una preocupación o dificultad, genera en ellos el deseo impío de participar más en las cosas del mundo; y en esa forma transcurre el tiempo, y cuando ya es demasiado tarde comprenden que no han ganado na­da sustancial. Se han afirmado de sombras y han perdido la vida eterna. Tales personas no tendrán ex­cusa alguna. Muchos se visten como la gente del mundo porque desean ejercer alguna influencia. Pero con esto co­meten un error triste y fatal. Si desean ejercer una influencia genuina y salvadora, debieran vivir de acuerdo con su profesión, mostrar su fe mediante sus obras rectas y establecer una clara distinción entre el cristiano y el mundo.

Vi que las palabras, el vestido y las acciones debieran hablar de Dios. Entonces se ejercería una influencia sagrada sobre todos, y todos notarían que ellos han estado con Jesús. Los in­crédulos verán que la verdad que profesamos tiene una influencia santa y que la fe en la venida de Cris­to afecta el carácter del hombre o la mujer. Si alguien desea ejercer influencia en favor de la verdad, que vivan la verdad en sus vidas y así imiten al humilde Modelo. Vi que Dios detesta el orgullo, y que todos los orgullosos y los que obran impíamente serán como paja, y arderán en el día que viene.

Vi que el mensaje del tercer ángel todavía debe obrar como levadura so­bre muchos corazones que profesan creerlo, y eliminar su orgullo, egoísmo, codicia y amor al mundo. Jesús está por venir. ¿Encontrará a un pueblo conformado al mundo? ¿Los reconocerá como su pueblo al que ha purificado para sí mismo? Oh, no. Nadie, fuera de los puros y santos, será reconocido como suyo. Los que han sido purificados y emblanquecidos mediante el sufrimiento, y se han mantenido se­parados, sin mancha del mundo, le pertenecerán. Al contemplar el hecho terrible de que el pueblo de Dios se encuentra (127) conformado con el mundo, y que no hay distinción, excepto en el nombre, entre muchos de los profesos discípulos del humilde Je­sús y los incrédulos, me sentí profundamente angustiada.

Vi que Jesús había sido herido y avergonzado abiertamente. El ángel dijo que veía con tristeza al profeso pueblo de Dios amando al mundo, partici­pando de su espíritu y siguiendo sus modas: "¡Apartaos! ¡Apartaos! ¡No sea que él os envíe con los hipócritas y los incrédulos fuera de la ciudad! Vuestra profesión tan sólo os causará mayor angustia, y vuestro castigo será mayor porque conocíais su voluntad, pero no la hicisteis". Los que profesan creer el mensaje del tercer ángel, con frecuencia perjudican la causa de Dios compor­tándose livianamente, gastando bromas y haciendo chistes y ocupándose de frivolidades. 

Vi que este mal afectaba a todas nuestras filas. Es necesario humillarse delante del Señor, el Israel de Dios debiera desgarrar el corazón y no el vestido. Pocas veces se observa la sencillez infantil; se piensa más en la aprobación de los hombres que en el desagrado de Dios. El ángel dijo: "Poned en orden vuestro cora­zón, no sea que él os visite con juicio y sea cortado el débil hilo de la vida, y permanezcáis en el sepul­cro sin protección, sin preparación para el juicio. O si hacéis vuestra cama en la tumba, a menos que pronto hagáis paz con Dios, y os separéis del mundo, vuestros corazones se endurecerán aún más y os reclinaréis contra un falso apoyo, una supuesta preparación, y descubriréis vuestro error demasiado tarde para aseguraron una firme esperanza".

Vi que algunos profesos observadores del sábado pasaban horas que eran más que perdidas estudiando esta o aquella moda para adornar su pobre cuerpo mortal. Mientras tratáis de presentaros lo más seme­jante al mundo, y tan hermosamente como podáis, recordad que el mismo cuerpo puede en pocos días ser alimento de los gusanos. Y mientras lo adornáis a vuestro gusto, para agradara los ojos, estáis mu­riendo espiritualmente. Dios detesta vuestro orgullo vano y perverso, y os considera como un sepulcro blanqueado, lleno de corrupción y de impurezas. Las madres dan un ejemplo de orgullo a los hijos, y al hacerlo, siembran semillas que producirán fruto. La cosecha será abundante e inevitable. Lo que ellas siembran, también segarán. La cosecha no dejará de presentarse.

Padres, vi que es más fácil para vosotros enseñar a vuestros hijos una lección de orgullo que una de humildad. Satanás y sus ángeles están a vuestro lado para convertir vuestros actos o las pa­labras que les habláis en instrumentos efectivos para animarlos a (128) vestirse, y en su orgullo a mez­clarse con la sociedad que no es piadosa. Padres, plantáis en vuestro propio seno una espina que con frecuencia sentiréis con angustia. Cuando deseéis contrarrestar la triste lección que habéis enseñado a vuestros hijos, encontraréis que es difícil conseguirlo. Es imposible que podáis lograrlo. Podéis negar­les cosas que gratifiquen su orgullo, sin embargo éste sigue viviendo en el corazón, anhelando ser satis­fecho; y no hay nada que pueda matar este orgullo fuera de la acción rápida y poderosa del Espíritu de Dios. Cuando éste encuentre su camino hacia el corazón, obrará como levadura y lo desarraigará.

Vi que tanto los jóvenes como las personas de edad descuidan el estudio de la Biblia. No la convierten en objeto de estudio y en la regla de la vida como debieran. Especialmente los jóvenes son culpables de este descuido. Muchos de ellos están dispuestos y tienen tiempo para leer casi cualquier otro libro. Pero la Palabra que señala la vida, la vida eterna, no es estudiada cada día. Ese libro valioso e importante por el cual serán juzgados en el día final es apenas estudiado. Se han leído atentamente historias insulsas, mientras la Biblia ha sido pasada por alto y descuidada. Vendrá un día, día de nubarrones y de densas tinieblas, cuando todos desearán poseer las claras y sencillas verdades de la Palabra de Dios, para poder dar con humildad, y al mismo tiempo con decisión, razón de su esperanza.

Vi que tendrían que fortale­cer sus propias almas para el temible conflicto. Sin esto serán hallados faltos y no podrán tener firmeza ni decisión. Los padres harían mejor en quemar los cuentos inútiles del día y las novelas cuando éstos llegan a su hogar. Esto será un acto de misericordia para los hijos. Si se estimula la lectura de esos libros de cuen­tos, se produce en los niños una especie de fascinación. Embelesa y envenena la mente. Padres, vi que a menos que despertéis a lo que es el interés eterno de vuestros hijos, éstos seguramente se perderán por vuestra negligencia. Y la posibilidad de que los padres infieles sean salvados, es muy pequeña. Los pa­dres debieran ser ejemplo. Debieran ejercer una santa influencia en sus familias. Debieran vestirse con modestia, ser diferentes del mundo que los rodea. Al valorar el interés eterno de sus hijos, debieran re­prochar el orgullo que hay en ellos, reprocharlo fielmente y no estimularlo mediante palabras o accio­nes. ¡Cuánto orgullo se me mostró que existe entre el pueblo profeso de Dios! Ha aumentado cada año, a tal punto que ahora es imposible distinguir a los adventistas profesos observadores del sábado, del mundo (129) que los rodea.

Vi que era necesario arrancar este orgullo de nuestras familias. Se ha gastado mucho en cintas y encajes para los sombreros, en collares8 y otros artículos de adorno innecesarios, mientras Jesús el rey de gloria, que rindió su vida para redimirnos, llevó una corona de espinas. Esta fue la forma como adornaron la cabeza sagrada de nuestro Maestro. Él fue "varón de do­lores, experimentado en quebranto" (Isa. 53:3). "Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados" (Isa. 53:5). Sin embargo, los mismos que profesan haber sido lavados por la sangre de Jesús, derramada por ellos, pueden vestirse con elegancia y adornar sus propios cuerpos mortales, y atreverse a profesar ser seguidores del Modelo santo, abnegado y humilde. Ojalá que todos pudieran ver esto en la forma como Dios lo ve y tal como me lo mostró. Me pareció demasiado para poder soportarlo. Sentidla angustia de espíritu que yo experimenté al contemplarlo. El ángel dijo: "El pueblo de Dios es peculiar; él los está purificando para sí mismo". Vi que la apariencia exterior es un índice de lo que hay en el corazón. Cuando el exterior se llena de cintas, collares y cosas innecesarias, muestra claramente que el amor de todo eso está en el corazón; a menos que tales personas sean limpiadas de su corrupción nunca podrán ver a Dios, porque únicamente los puros de corazón lo verán.

8 (Se me ha preguntado si creo que es incorrecto usar sencillos collares de hilo de lino. Mi respuesta ha sido siempre: "No. Algunos han tomado el significado extremo de lo que he escrito acerca de los collares, y han sostenido que es incorrecto usar collares de cualquier clase que sean. Se me mostró collares elaborados a mucho costo, y cintas y encajes caros e inne­cesarios que algunos observadores del sábado han usado, y todavía usan por ostentación y para satisfacer las exigencias de la moda. Al mencionar los collares, no tuve la intención de que se entendiera que no era posible usar nada que se pareciera a un collar, o al hablar de las cintas, no me propuse dar la idea de que no debiera usarse ninguna clase de cinta. E. G. White, nota a la segunda edición).

Vi que era necesario aplicar el hacha a la raíz del tronco. No debiera tolerarse ese orgullo en la iglesia. Estas cosas son las que separan a Dios de su pueblo, que cierran el arca contra ellos. Israel ha estado dormido y sin ver el orgullo, las modas y la conformidad con el mundo que existen en medio de él. Ca­da mes progresan en orgullo, codicia, egoísmo y amor al mundo. Cuando los corazones sean afectados por la verdad, se producirá la muerte al mundo en ellos, dejarán de lado las cintas, los encajes y los co­llares; y si están muertos, las risas, las (130) burlas y las mofas de los incrédulos no los afectarán. Sen­tirán ansiosos deseos de separarse del mundo, tal como su Maestro. No imitarán el orgullo, las modas ni las costumbres mundanas. Mantendrán siempre ante sí el noble objetivo de glorificar a Dios y ganar la herencia inmortal. Este propósito hará desaparecer todo lo que sea de naturaleza terrenal. Dios tendrá un pueblo separado y distinto del mundo. Tan pronto como alguien sienta el deseo de imitar las modas del mundo, sin que lo reprima inmediatamente, Dios cesa de reconocerlo como hijo suyo. Son los hijos del mundo y de las tinieblas. Anhelan con vehemencia los puerros y las cebollas de Egipto, esto es, de­sean ser tan semejantes al mundo como sea posible; al hacerlo así, los que profesan haberse vestido de Cristo, en realidad lo están desechando, y muestran que son desconocidos de la gracia y desconocidos del manso y humilde Jesús. Si se hubieran familiarizado con él, andarían en forma digna de él. EGW

 

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