Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en
palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 1 Timoteo 4:12.
“Un caso de salubridad de fines del siglo 19 y
comienzos del siglo 20”
No hay uno en mil, casado o
soltero, que se dé cuenta de la
importancia de tener pureza de hábitos, para preservar la limpieza del
cuerpo y la pureza de pensamiento.
La Dolencia Y La Enfermedad son el resultado seguro de
la desobediencia a las leyes de la naturaleza y del descuido de las leyes de la
vida y la salud.
Necesitamos preservar la casa en la cual
vivimos, para que pueda honrar a Dios que nos redimió. Necesitamos saber cómo mantener en buen estado la maquinaria viviente, para que nuestra alma, nuestro cuerpo y
nuestro espíritu puedan estar consagrados a su servicio.
Como seres racionales somos lamentablemente ignorantes del cuerpo y de sus necesidades. Mientras
las escuelas que hemos
establecido se han dedicado al estudio de la fisiología, no
han tomado la materia con esa
energía resuelta con la que debieran tomarla. No han practicado
inteligentemente lo que han recibido en conocimiento. Y
no se dan cuenta de que, a
menos que se practique eso, el cuerpo se deteriorará.
A pesar de toda la luz que brilla
de las Escrituras sobre este tema; a pesar de las lecciones que tenemos en
la historia de Daniel, Sadrac, Mesac y Abed-nego; a pesar del
resultado de un régimen alimentario sencillo y saludable, se hace poco caso de las lecciones escritas por aquellos a quienes Dios
inspiró.
Generalmente se descuidan los hábitos dietéticos de la gente; hay un aumento
del uso del tabaco, de las bebidas alcohólicas y de sustentarse a base de carne...
Ustedes son la
propiedad del Señor, suyos por creación y por redención. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Aquí
se pone a la vista la ley del respeto de sí mismo para la propiedad del
Señor.
Y esto llevará a respetar las
obligaciones bajo las que está cada ser humano para mantener en buen estado la
maquinaria viviente que está tan formidable y maravillosamente
hecha.
Es necesario entender esta maquinaria viva. Cada parte de su maravilloso
mecanismo debe ser estudiado cuidadosamente. Debe
practicarse la preservación propia...
La
transgresión de la ley física es la transgresión de la ley de Dios. Nuestro
Creador es Jesucristo. Él es el Autor de nuestro ser.
Él ha creado
la estructura humana. Él es el Autor de las leyes físicas así como es el Autor de la ley
moral.
Y el ser humano que es descuidado en los hábitos y las prácticas que conciernen a su vida y salud físicas, peca contra Dios.
The Kress
Collection, 45,46. (302)
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