Vuestro
atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de
vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato
de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.
(1Pedro 3:3,4).
Mientras estábamos
en la casa del hermano Harris tuve una
entrevista con una hermana que usaba joyas de
oro, y sin embargo profesaba
esperar la segunda venida de Cristo.
Le Hablamos de las declaraciones expresas de la Escritura contra el
uso de joyas. Pero Ella se refirió a la
ocasión cuando se le ordenó a Salomón embellecer el templo, y a la
Declaración de que las calles de la ciudad de Dios
eran oro puro. Afirmó que si podíamos
mejorar nuestra apariencia usando joyas, de manera que pudiéramos tener
influencia en el mundo, esto estaba correcto.
Le Repliqué que nosotros éramos pobres
mortales caídos, y que en lugar de adornar nuestros cuerpos porque el templo de Salomón estaba
gloriosamente adornado, debemos recordar nuestra condición caída y
que costó
el sufrimiento y la muerte del Hijo de Dios para redimirnos. Este pensamiento debe
causar en nosotros un sentido de
humillación. Jesús es nuestro
modelo.
Si El Abandonara su humillación y sufrimientos, y
clamara: "Si
alguien quiere venir en pos de mí, agradece a sí mismo, goce del mundo, y
será mi discípulo", la multitud lo creería y le seguiría. Pero
Jesús no
se nos presenta de otra manera que como el humilde crucificado.
Si queremos estar con Él en el cielo, Debemos ser como Él fue en la tierra.
El
Mundo Reclamará a aquellos que le pertenecen. Y
quien quiera ser el vencedor, debe abandonar lo que es mundano. Notas biográficas, pág. 124.
En el día en que
se haga el ajuste de cuentas... ¿Lamentarán haber buscado la belleza exterior,
mientras que descuidaban casi completamente la hermosura interior, la del
alma?...
¿No tienen
nuestras hermanas suficiente celo y valor moral para colocarse sin excusa de
parte de la Biblia?
El
Apóstol Dio Indicaciones Muy Explícitas Acerca De Este Punto: "Asimismo que... se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia;
no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con
buenas obras" (1 Tim. 2:9,10)...
El Amor a la indumentaria y los placeres está destruyendo la felicidad de muchos... El vestir sencillamente y abstenerse de ostentar joyas y adornos de toda clase está de acuerdo con nuestra fe. (Joyas de los testimonios, t. 1 págs. 593, 350, 351).
El Adorno
Interior de un espíritu manso y pacífico es
inestimable. En la vida del
verdadero cristiano el adorno exterior está siempre en armonía con la paz y santidad interiores...
Es correcto amar lo bello y desearlo; pero Dios desea que primero amemos y busquemos las bellezas superiores, que son imperecederas.
Los hechos de los apóstoles, págs. 431, 432. RJ
257/EGW/MHP 258
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