Vi que descansa sobre
los padres una gran responsabilidad. Deben dirigir a sus hijos y no dejarse
manipular por ellos. Se me señaló el caso de Abrahán. Él era fiel en su casa,
gobernó a su familia después de él, y ello fue recordado por Dios. (115) Se me
mencionó luego el caso de Elí. El no reprendía a sus hijos y éstos se
pervirtieron y envilecieron, y por su maldad extraviaron a Israel. Cuando Dios
hizo conocer sus pecados a Samuel, y le comunicó la grave maldición que los iba
a sobrecoger porque Elí no los había reprendido, dijo que sus pecados no podían
ser limpiados
por sacrificios u ofrendas.
Cuando Samuel le transmitió lo que el
Señor le había revelado, Elí se sometió, diciendo: "Jehová es; haga lo que
bien le pareciere" (1 Sam. 3:18). La maldición de Dios no tardó en
sobrevenir. Aquellos malvados sacerdotes fueron muertos así como treinta mil
hombres de Israel, y el arca de Dios fue tomada por el enemigo. Y cuando Elí
oyó que el arca de Dios fue tomada, cayó de espaldas y murió. Todo este mal
resultó de la negligencia de Elí
en cuanto a reprender a sus hijos.
en cuanto a reprender a sus hijos.
Vi que si
Dios era tan escrupuloso que advertía tales cosas antiguamente, no las nota
menos en estos últimos días. Los padres deben gobernara sus hijos, corregir sus
acciones y subyugarlos, o Dios destruirá seguramente a sus hijos en el día de
su gran ira, y los padres que no hayan dominado a sus hijos no quedarán sin
culpa. De manera especial, deben los siervos de Dios gobernar a sus propias
familias y mantenerlas en buena sujeción.
Vi que no están preparados para
juzgar o decidir asuntos de la iglesia, a menos que puedan gobernar bien su
propia casa. Primero deben poner orden en su casa, y luego su juicio e influencia
pesarán en la iglesia.
Vi que las visiones no habían sido más frecuentes
últimamente porque no han sido apreciadas por la iglesia. La iglesia ha perdido
casi completamente su espiritualidad y fe, y las reprensiones y amonestaciones
han tenido muy poco efecto sobre ella. Muchos de los que profesaban tener fe en
aquéllas no las escucharon. Algunos siguieron una conducta poco juiciosa cuando
hablaban de su fea los incrédulos, y si se les exigía una prueba, leían una
visión en vez de recurrir a la Biblia para encontrar la prueba requerida.
Vi
que esta conducta no es consecuente, y crea en los incrédulos prejuicios contra
la verdad. Las visiones no pueden tener peso para aquellos que nunca las han
visto, y no conocen su espíritu. No se debe recurrir a ellas en tales casos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario