En los tiempos antiguos Dios habló a los hombres por la boca de los profetas y apóstoles. En estos días les habla por los Testimonios de su Espíritu. Nunca hubo un tiempo en que Dios instruyera a su pueblo más fervientemente de lo que lo instruye ahora acerca de su voluntad y de la conducta que quiere que siga.
El Señor ha visto propio darme una visión de las necesidades y los errores de su pueblo. Por doloroso que me haya sido, he presentado fielmente a los ofensores sus faltas y los medios de remediarlas. Así ha pronunciado el Espíritu de Dios amonestaciones y juicios, aunque sin retener la dulce promesa de misericordia.
Los pecadores arrepentidos no tienen motivo para desesperar 277 porque se les recuerden sus transgresiones y se les advierta su peligro. Estos mismos esfuerzos hechos en su favor demuestran cuánto los ama Dios y desea salvarlos. Tienen tan sólo que seguir su consejo y hacer su voluntad para heredar la vida eterna. Dios presenta los pecados de sus hijos errantes para que puedan contemplarlos en toda su enormidad a la luz de la verdad divina. Entonces les incumbe el deber de renunciar a ellos para siempre. Si el pueblo de Dios quiere reconocer su manera de tratar con él y aceptar sus enseñanzas, hallará una senda recta para sus pies, y una luz que lo conducirá a través de las tinieblas y el desaliento.
Las amonestaciones y los reproches no son dados a los que yerran entre los adventistas del séptimo día porque su vida merezca mas censura que la de los que profesan ser cristianos en las iglesias nominales, ni porque su ejemplo o sus actos sean peores que los de los adventistas que no quieren obedecer los requerimientos de la ley de Dios; sino porque tienen gran luz, y han asumido por su profesión la posición de pueblo especial y escogido de Dios, teniendo su ley escrita en su corazón. Ellos manifiestan su lealtad al Dios del cielo obedeciendo las leyes de su gobierno. Son representantes de Dios en la tierra. Cualquier pecado que haya en ellos los separa de Dios, y de una manera especial deshonra su nombre, dando a los enemigos de su santa ley ocasión de vilipendiar su causa y su pueblo, al que ha llamado a ser "linaje escogido, real sacerdocio, gente santa," para que manifiesten las alabanzas de Aquel que los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.
El Señor reprende y corrige a aquellos que profesan guardar su ley. Les señala sus pecados y les revela su iniquidad, porque desea que se separen de todo pecado e iniquidad, a fin de poder perfeccionar la santidad en su temor. Los reprende y corrige, a fin de que sean refinados, santificados, elevados, y finalmente exaltados a su propio trono.
He estado revisando los Testimonios dados para los observadores del sábado, y me asombra la misericordia de Dios y su 278 cuidado por su pueblo al darles tantas amonestaciones para señalar sus peligros, y presentarles la exaltada posición que él quiere que ocupen. Si quieren mantenerse en su amor y separarse del mundo, derramará sobre ellos sus bendiciones especiales y hará resplandecer su luz en derredor de ellos. Su influencia para el bien podrá sentirse en todo ramo de la obra y en todas partes del campo del Evangelio. Pero si dejan de alcanzar el propósito de Dios y continúan teniendo tan poco sentido del carácter exaltado de la obra como en lo pasado, su influencia y ejemplo resultarán una maldición terrible. Harán daño, y solamente daño. La sangre de las almas preciosas será hallada sobre sus vestiduras.
Se han repetido los testimonios de amonestación. Pregunto: ¿Quiénes los han escuchado? ¿Quiénes han sido celosos en arrepentirse de sus pecados e idolatría, y han procedido con fervor hacia el blanco de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús? He aguardado ansiosamente, esperando que Dios investiría a algunos de su Espíritu y los usaría como instrumentos de la justicia para despertar y poner en orden su iglesia. Casi me he desesperado al ver año tras año mayor apartamiento de la sencillez que, según lo que Dios me ha mostrado, debiera caracterizar la vida de quienes le siguen. Ha habido cada vez menos interés en la causa de Dios, y menos devoción a ella. Pregunto: ¿En qué han procurado vivir de acuerdo con la luz que les ha sido dada los que profesan tener confianza en los Testimonios? ¿En qué han apreciado las amonestaciones dadas? ¿En qué han escuchado las instrucciones que recibieron?
NO HAN DE REEMPLAZAR A LA BIBLIA
El 3 de abril de 1871, este asunto me fue presentado en un sueño. Me parecía estar asistiendo a una reunión importante, en la cual había mucha gente congregada. Muchos estaban postrados delante de Dios en ferviente oración, y parecían estar muy preocupados. Importunaban al Señor con súplicas por luz especial. Algunos parecían agonizar en espíritu; sus sentimientos eran intensos; con lágrimas clamaban en alta voz por ayuda y luz. Nuestros hermanos más eminentes estaban en esta escena tan impresionante. El Hno. S*** estaba postrado sobre el suelo, aparentemente en profunda angustia. Su esposa estaba sentada entre un grupo de indiferentes burladores. Parecía que ella deseaba que todos supiesen que despreciaba a los que así se humillaban.
Soñé que el Espíritu del Señor descendía sobre mí, y me levanté entre lloros y oraciones y dije: El Espíritu del Señor Dios está sobre mí. Me siento instada a deciros que debéis comenzar a trabajar individualmente por vosotros mismos. Estáis esperando y deseando que Dios haga una obra que os ha dado a vosotros. Si os disponéis a hacer vosotros mismos la obra que 280 sabéis que debéis hacer, Dios os ayudará cuando necesitéis ayuda. Habéis dejado sin hacer aquello mismo que Dios os confió a vosotros. Habéis estado invitando a Dios a hacer vuestra obra. Si hubieseis seguido la luz que os había dado, haría brillar más luz sobre vosotros; pero mientras descuidáis los consejos, las amonestaciones y reproches que os ha dado, ¿como podéis esperar que Dios os dé más luz y bendiciones que descuidaríais y despreciaríais? Dios no es hombre; no puede ser burlado.
Tomé la preciosa Biblia, y la rodeé con los varios Testimonios para la Iglesia, dados para el pueblo de Dios. Aquí se tratan, dije yo, los casos de casi todos. Se les señalan los pecados que deben rehuir. El consejo que desean puede encontrarse aquí, dado para otros casos similares. A Dios le ha agradado daros línea tras línea y precepto tras precepto. Pero pocos de entre vosotros saben realmente lo que contienen los Testimonios. No estáis familiarizados con las Escrituras. Si os hubieseis dedicado a estudiar la Palabra de Dios, con un deseo de alcanzar la norma de la Biblia y la perfección cristiana, no habríais necesitado los Testimonios. Es porque habéis descuidado el familiarizaros con el Libro inspirado de Dios por lo que él ha tratado de alcanzamos mediante testimonios sencillos y directos, llamando vuestra atención a las palabras de la inspiración que habéis descuidado de obedecer, e invitándoos a amoldar vuestra vida de acuerdo con sus enseñanzas puras y elevadas.
NO PARA DAR NUEVA LUZ
El orgullo, el amor propio, el egoísmo, el odio, la envidia y los celos han obscurecido las facultades de percepción, y la verdad, que debiera haceros sabios para salvación, ha perdido su poder de encantar y dominar la mente. Los mismos principios esenciales de la piedad no son comprendidos, porque no hay hambre ni sed del conocimiento de la Biblia, de la pureza del corazón y santidad de la vida. Los Testimonios no han de empequeñecer la Palabra de Dios, sino exaltarla, y atraer las mentes a ella, para que pueda impresionar a todos la hermosa sencillez de la verdad.
Dije además: Así como la Palabra de Dios está rodeada de estos libritos y folletos, os ha rodeado Dios de consejos, reproches, amonestaciones y palabras de ayuda. Aquí estáis clamando delante de Dios, en la angustia de vuestras almas, pidiendo más luz. Dios me ha autorizado para deciros que ningún otro rayo de luz resplandecerá por medio de los Testimonios sobre vuestra senda, hasta que hagáis uso práctico de la luz que ha sido dada ya. El Señor os ha rodeado de luz; pero no la habéis apreciado; la habéis pisoteado. Mientras algunos han despreciado la luz, otros la han descuidado; o la han seguido con indiferencia. Unos pocos han dedicado su corazón a obedecer la luz que al Señor le agradó darles.
Algunos que recibieron amonestaciones especiales por medio de los Testimonios olvidaron en pocas semanas el reproche dado. Los testimonios dados a algunos han sido repetidos varias veces, pero no los consideraron bastante importantes para escucharlos cuidadosamente. Fueron para ellos fábulas ociosas. Si hubiesen considerado la luz dada, habrían evitado pérdidas y pruebas que consideran duras y severas. Ellos son los únicos a quienes censurar. Han puesto sobre su cuello 282 un yugo que encuentran gravoso. No es el yugo que Cristo ha puesto sobre ellos. El cuidado y el amor de Dios se ejercieron en su favor; pero sus almas egoístas, perversas e incrédulas no pudieron discernir su bondad y misericordia. Se apresuran confiando en su propia sabiduría hasta que son abrumados de pruebas y confundidos por la perplejidad, y quedan entrampados por Satanás. Cuando recojáis los rayos de luz que Dios os ha dado en lo pasado, entonces habrá un aumento de luz.
Los remití a los hijos de Israel. Dios les había dado su ley; pero el pueblo no quiso obedecerla. Luego les dio ceremonias y ritos, para que por su cumplimiento, pudiesen recordar a Dios. Pero propendían de tal manera a olvidarle a él y sus derechos sobre ellos, que era necesario mantener sus mentes agitadas para que comprendiesen sus obligaciones de obedecer y honrar a su Creador. Si hubiesen sido obedientes y se hubiesen deleitado en guardar los mandamientos de Dios, no se habría requerido la multitud de ceremonias y ritos.
Si el pueblo que profesa ser ahora el tesoro peculiar de Dios obedeciese sus requerimientos, según se especifican en su Palabra, no habrían sido dados testimonios especiales para despertarlos acerca de su deber y hacerles sentir su estado pecaminoso y el terrible peligro que corren al no obedecer la Palabra de Dios. Las conciencias han sido embotadas, porque la luz ha sido puesta a un lado, descuidada y despreciada.
Uno se puso a mi lado, y dijo: "Dios te suscitó y te dio palabras destinadas al pueblo y a alcanzar los corazones, como no se dieron a otra persona. El dio forma a tus testimonios para hacer frente a los casos que necesitan ayuda. No debes dejarte conmover por el desprecio, las burlas, el ridículo, el reproche y la censura. A fin de ser el instrumento especial de Dios, no debes apoyarte en nadie, sino fiar solamente en él, y aferrarte a él como el zarcillo de la vid se aferra a su soporte. El hará de ti un medio por el cual comunicará su luz al pueblo. Debes obtener diariamente fuerza de Dios para estar fortalecida, a 283 fin de que las cosas que te rodeen no empañen ni eclipsen la luz que él ha permitido que brille sobre su pueblo por tu medio. El objeto especial de Satanás consiste en evitar que esta luz llegue al pueblo de Dios, que tanto la necesita en medio de los peligros de estos postreros días.
"Tu éxito reside en tu simplicidad. Tan pronto como te apartes de ella, y amoldes tu testimonio para satisfacer la opinión de cualquiera, tu poder desaparecerá. En esta época, casi todo es superficial e irreal. El mundo abunda en testimonios dados para agradar momentáneamente y ensalzar al yo. Tu testimonio es de carácter diferente. Ha de descender a las cosas pequeñas de la vida, para impedir que la débil fe muera y grabar en los corazones de los que te oyen la necesidad de resplandecer como luces en el mundo.
"Dios te ha dado tu testimonio para presentar al apóstata y al pecador su verdadera condición y la inmensa pérdida que sufren al continuar en una vida de pecado. Dios ha impresionado esto en tu mente abriendo tu visión, como no lo ha hecho con ninguna otra persona ahora viva, y según la luz que te ha dado, te tendrá por responsable. No es 'con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.' 'Alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado.'" (Isaías 58: 1.)
USO ERRÓNEO DE LOS TESTIMONIOS
"Me fue mostrado que algunos podrían recibir las visiones publicadas juzgando al árbol por sus frutos. Otros son como Tomás, que dudaba; no pueden creer los Testimonios publicados, ni recibir evidencias por el testimonio de otro, sino que deben ver y tener la evidencia por su cuenta. Los tales no deben ser puestos a un lado, sino que debe manifestarse larga paciencia y amor fraternal para con ellos hasta que finalmente se decidan en pro o en contra. Si combaten las visiones, de las cuales no tienen conocimiento; si llevan su oposición hasta luchar contra aquello en lo cual no tienen experiencia, ... la iglesia puede saber que no están en lo correcto." *
Algunos de nuestros hermanos habían tenido larga experiencia en la verdad, y durante años habían estado familiarizados conmigo y mi obra. Habían comprobado la veracidad de los Testimonios y aseverado su fe en ellos. Habían sentido descansar la poderosa influencia del Espíritu de Dios sobre ellos para testificar de su veracidad. Me fue mostrado que si los tales, cuando eran reprendidos por medio de los Testimonios se levantaban contra ellos y obraban secretamente para menoscabar su influencia, habría que obrar fielmente con ellos; porque su conducta haría peligrar a aquellos que carecían de experiencia.
El primer número de los Testimonios publicados contiene una amonestación contra el empleo imprudente de la luz que ha sido dada por este medio al pueblo de Dios. Declaré que algunos habían asumido una conducta imprudente, cuando 285 al hablar de su fe a los incrédulos habían leído en mis escritos la prueba que se les había pedido, en vez de acudir a la Biblia para obtenerla. Me fue mostrado que esta conducta era inconsecuente y que llenaría a los incrédulos de prejuicios contra la verdad. Los Testimonios no pueden tener valor para aquellos que no saben nada de su espíritu. No debe hacerse referencia a ellos en tales casos.
Otras amonestaciones concernientes al uso de los Testimonios han sido dadas de vez en cuando como sigue: "Algunos de los predicadores están muy atrasados. Profesan creer los testimonios dados, y algunos hacen mal al erigirles en regla de hierro para aquellos que no han tenido experiencia con referencia a ellos, pero no los practican ellos mismos. Han recibido repetidos testimonios, que han despreciado completamente. La conducta de los tales no es consecuente."*
"Vi que muchos habían aprovechado lo que Dios había mostrado acerca de los pecados y errores ajenos. Habían tomado el sentido más riguroso de lo que había sido mostrado en visión, y luego habían insistido tanto en ello que contribuían a debilitar la fe de muchos en lo que Dios había revelado, y también a desalentar y descorazonar a la iglesia."*
El enemigo aprovechará cuanto pueda emplear para destruir las almas. Han sido dados testimonios en favor de personas que ocupan puestos importantes. Comienzan bien llevando las cargas y desempeñando su parte en relación con la obra de Dios. Pero Satanás las persigue con sus tentaciones, y quedan finalmente vencidas. Cuando otros observan su conducta equivocada, Satanás les sugiere que debe haber un error en los testimonios dados para estas personas, de lo contrario estos hombres no se habrían demostrado indignos de desempeñar una parte en la obra de Dios. 286
Así surgen dudas acerca de la luz que Dios ha dado. Lo que puede decirse de algunos hombres en ciertas circunstancias, no puede decirse de ellos en otras. Los hombres son moralmente tan débiles y extremadamente egoístas, tan llenos de suficiencia propia, y se engríen, tan fácilmente, que Dios no puede obrar en relación con ellos; y los deja moverse como a ciegas, y manifestar tan grande debilidad e insensatez, que muchos se asombran de que tales personas hayan sido aceptadas una vez y reconocidas como dignas de tener relación con la obra de Dios. Esto es precisamente lo que Satanás quería. Era su objeto desde el tiempo en que las tentó especialmente a atraer oprobio a la causa de Dios y arrojar sombra sobre los Testimonios. Si hubiesen permanecido donde su influencia no se hubiera sentido especialmente sobre la causa de Dios, Satanás no los habría asediado tan ferozmente, porque no podría haber logrado su propósito usándolos como instrumentos suyos para hacer una obra especial.
HAN DE JUZGARSE POR SUS FRUTOS
O está Dios enseñando a su iglesia, reprendiendo sus errores, fortaleciendo su fe, o no lo está haciendo. La obra es de Dios, o no lo es. Dios no hace nada en sociedad con Satanás. Mi obra lleva la estampa de Dios, o la del enemigo. No hay medias conclusiones en el asunto. Los Testimonios son del Espíritu de Dios, o del diablo.
A medida que el Señor se ha manifestado por el espíritu 287de profecía, han desfilado delante de mí lo pasado, lo presente y lo futuro. Me han sido mostrados rostros que nunca había visto, y años más tarde los conocí cuando los vi. He sido despertada de mi sueño con una sensación vívida de asuntos previamente presentados a mi mente; y he escrito a medianoche cartas que han cruzado el continente, y, llegando en un momento de crisis, han evitado gran desastre a la causa de Dios. Esta ha sido mi obra durante muchos años. Un poder me ha impelido a reprobar y reprender males en los cuales no había pensado. ¿Es esta obra de los últimos treinta y seis años*de lo alto, o de abajo?
Cristo amonestó a sus discípulos: "Y guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, mas de dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Cógense uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol lleva buenos frutos; mas el árbol maleado lleva malos frutos. No puede el buen árbol llevar malos frutos, ni el árbol maleado llevar frutos buenos. Todo árbol que no lleva buen fruto, cortase y échase en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis." (Mat. 7: 15-20.) Esta es una prueba que todos pueden aplicar si quieren. Los que realmente desean conocer la verdad hallarán bastante evidencia para creer.
HAY QUIENES DUDAN DE LOS TESTIMONIOS
Un testimonio para ciertos jóvenes, publicado por primera vez en 1880, habla de este punto como sigue: "Un escepticismo prevaleciente continúa creciendo con referencia a los Testimonios del Espíritu de Dios; y estos jóvenes estimulan las dudas y cavilaciones en vez de suprimirlas, e ignoran el espíritu, el poder y la fuerza de los Testimonios."*
Me fue mostrado que muchos tienen tan poca espiritualidad que no comprenden el valor de los Testimonios o su verdadero objeto. Hablan con ligereza de los Testimonios dados por Dios para beneficio de su pueblo, y los juzgan dando su opinión y criticando esto y aquello, cuando sería mejor haber puesto la mano sobre los labios y haberse postrado en el polvo; pues no pueden apreciar el espíritu de los Testimonios, porque conocen tan poco del Espíritu de Dios....
Si perdéis la confianza en los Testimonios, os apartaréis de la verdad bíblica. He temido que muchos asumiesen una actitud dubitativa e inquisidora, y en mi angustia por vuestras almas quisiera amonestaros. ¿Cuántos escucharán la amonestación? De acuerdo a la manera en que consideráis ahora los Testimonios, si fuese dado alguno de ellos que atravesase vuestro camino y corrigiese vuestros errores, ¿os sentiríais en perfecta libertad para aceptarlo o rechazarlo en cualquiera de sus partes o en su totalidad? Aquello que menos inclinados 289 os sintáis a recibir, es con toda seguridad la parte que más necesitáis.
Hermanos míos, desconfiad del corazón malo e incrédulo. La Palabra de Dios es clara y precisa en sus restricciones; reprende vuestra complacencia egoísta; por eso, no la obedecéis. Los Testimonios de su Espíritu llaman vuestra atención a las Escrituras, señalan vuestros defectos de carácter, y reprenden vuestros pecados; por eso, no los escucháis. Y para justificar vuestra conducta carnal, y vuestro amor a la comodidad, empezáis a dudar de que los Testimonios sean de Dios. Si obedecieseis sus enseñanzas, estaríais asegurados respecto de su origen divino. Recordad que vuestra incredulidad no afecta su veracidad. Si son de Dios, habrán de subsistir.
Se me ha mostrado que la incredulidad en los testimonios de amonestación, aliento y reprensión está excluyendo la luz del pueblo de Dios. La incredulidad les cierra los ojos, de manera que quedan en la ignorancia de su verdadera condición. Piensan que es innecesario el testimonio reprensivo del Espíritu de Dios, o que no se les aplica. Los tales tienen suma necesidad de la gracia de Dios y del discernimiento espiritual, para poder descubrir su deficiencia en conocimiento espiritual.
Muchos de los que han apostatado de la verdad reconocen como motivo de su conducta que no tienen fe en los Testimonios. Lo que importa saber ahora es: ¿Renunciarán al ídolo que Dios condena, o continuarán en su errónea conducta de complacencia, rechazando la luz que Dios les ha dado en reprensión de las cosas en las cuales se deleitan? Lo que deben decidir es: ¿Me negaré a mí mismo y recibiré como de Dios los Testimonios que reprenden mis pecados, o rechazaré los Testimonios porque reprenden mis pecados?
En muchos casos se reciben plenamente los Testimonios, se rechaza el pecado y la complacencia, e inmediatamente se inicia una reforma en armonía con la luz que Dios ha dado. En otros casos, se sigue en las complacencias pecaminosas, se rechazan los Testimonios, y se dan a otros muchas excusas falsas 290 acerca de la razón que se tiene para negarse a recibirlos. No se da la verdadera razón. Es una falta de valor moral y de una voluntad fortalecida y regida por el Espíritu de Dios para renunciar a los hábitos nocivos.
Satanás es hábil para sugerir dudas e idear objeciones al testimonio directo que Dios envía, y muchos piensan que es una virtud, un indicio de inteligencia en ellos el ser incrédulos y presentar dudas. Los que desean dudar, tendrán abundante ocasión para ello. Dios no se propone evitarnos toda oportunidad de ser incrédulos. El da evidencias, que deben ser investigadas cuidadosamente con mente humilde y espíritu susceptible de ser enseñado; y todos deben decidir por el peso de la evidencia. Dios da suficiente evidencia para que pueda creer el espíritu sincero; pero el que se aparta del peso de la evidencia porque hay unas pocas cosas que su entendimiento finito no puede aclarar, será dejado en la atmósfera fría y helada de la incredulidad y de la duda, y perderá su fe. . . .
EL DESCUIDO DE LOS "TESTIMONIOS"
Muchos contrarían directamente la luz que Dios ha dado a su pueblo, porque no leen los libros que contienen la luz y el conocimiento, en reconvenciones, reprensiones y amonestaciones. Los cuidados del mundo, el amor a la moda y la falta de religión han desviado la atención de la luz que Dios nos ha concedido tan misericordiosamente, mientras que libros y periódicos que contienen errores inundan todo el país. Por doquiera están aumentando el escepticismo y la incredulidad. La preciosa luz que proviene del trono de Dios se oculta bajo un almud. Dios hará a su pueblo responsable de esta negligencia. Habrá que darle cuenta de todo rayo de luz que él ha dejado brillar sobre nuestra senda, sea que la hayamos aprovechado para progresar en las cosas divinas, o rechazado porque nos resultaba más agradable seguir nuestras inclinaciones.
Los tomos del "Espíritu de Profecía," * y también los Testimonios deben ser introducidos en toda familia observadora del sábado, y los hermanos deben conocer su valor y ser instados a leerlos. No fue el plan más sabio colocar estos libros a precios bajos, y que haya un solo juego en una iglesia. Debieran estar en la biblioteca de cada familia, y ser leídos a menudo. Guárdense donde puedan ser leídos por muchos.
Recuerden los ministros y los hermanos que la verdad del Evangelio endurece cuando no salva. El rechazar la luz deja 292 a los hombres cautivos, atados por cadenas de tinieblas e incredulidad. El alma que se niega día tras día a escuchar las invitaciones de misericordia, se queda pronto en tal condición que se niega a escuchar si no la conmueve una emoción. Como colaboradores de Dios, necesitamos más piedad ferviente y menos exaltación propia. Cuanto más se exalte el yo, tanto más se reducirá la fe en los Testimonios del Espíritu de Dios. Los que confían plenamente en sí mismos, verán menos y menos de Dios en los Testimonios de su Espíritu.
CÓMO RECIBIR LA REPRENSIÓN
Dios nos ha dado suficiente evidencia para que todos los que lo desean puedan convencerse del carácter de los Testimonio; 293 y habiéndoles reconocido como de Dios, es su deber aceptar la reprensión, aunque no vean ellos mismos la pecaminosidad de su conducta. Si comprendiesen plenamente su condición, ¿qué necesidad tendrían de reprensión? Por el hecho de que no la conocen, Dios se la presenta para que puedan arrepentirse y reformarse antes que sea demasiado tarde. Los que desprecian las amonestaciones serán dejados a ciegas y se engañarán a sí mismos, pero los que las escuchen, y cumplan celosamente la obra de separarse de sus pecados a fin de tener las gracias necesarias, abrirán la puerta de su corazón a fin de que el amado Salvador pueda entrar en él y morar con ellos. Los que están más estrechamente vinculados con Dios son aquellos que conocen su voz cuando les habla. Los que son espirituales disciernen las cosas espirituales. Los tales sentirán agradecimiento porque el Señor les ha señalado sus errores.
David aprendió sabiduría de la manera en que Dios le trató, y se postró humildemente bajo el castigo del Altísimo. El cuadro fiel que de su estado presentó el profeta Natán, hizo conocer a David sus propios pecados y le ayudó a abandonarlos. Aceptó mansamente el consejo y se humilló delante de Dios. "La ley de Jehová - exclama él - es perfecta, que vuelve el alma." (Sal. 19:7.) "Si estáis fuera del castigo, del cual todos han sido hechos participantes, luego sois bastardos, y no hijos." (Heb. 12:8.) Nuestro Señor ha dicho: "Yo reprendo y castigo a todos los que amo." "Es verdad que ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; mas después da fruto apacible de justicia a los que en él son ejercitados." (Apoc. 3:19; Heb. 12:11.) Aunque la disciplina sea amarga, la administra el tierno amor del Padre, para que por ella seamos "hechos participantes de la naturaleza divina." (2 Ped. 1:4.) 2JT 276-293/EGW/MHP