miércoles, 13 de agosto de 2025

31. “EL PRIVILEGIO Y EL DEBER DE LA IGLESIA” TESTIMONIO 4 PARA LA IGLESIA (1857). TOMO 1.

CAPÍTULO 31. EL PRIVILEGIO Y EL DEBER DE LA IGLESIA.

LO QUE SIGUE SE REFIERE a la iglesia de Battle Creek, pero también describe la condición y los privilegios de los hermanos y hermanas de otros lugares.

VI QUE UNA ESPESA NUBE LOS CUBRÍA, pero que unos pocos rayos de luz procedentes de Jesús penetraban a través de la nube. Miré para distinguir a los que recibían esta luz, y vi a diversas personas orando fervientemente para obtener la victoria

Era su preocupación servir a Dios. Su fe perseverante les produjo recompensa. La luz del cielo fue derramada sobre ellos, pero la nube de tinieblas que se cernía sobre la iglesia en general era espesa. Eran necios e inactivos. Fue grande mi agonía de espíritu. 

Pregunté al ángel si esas tinieblas eran necesarias. Él dijo: "¡Observa!"

VI QUE LA IGLESIA COMENZABA A DESPERTARSE Y A BUSCAR FERVOROSAMENTE A DIOS, tras lo cual rayos de luz comenzaron a penetrar las tinieblas, hasta que la nube desapareció. La pura luz del cielo brilló sobre ellos, y con santa confianza su atención fue atraída hacia lo alto.

EL ÁNGEL DIJO: "Este es su privilegio y su deber". Satanás ha descendido con gran poder, sabiendo que tiene poco (166) tiempo. Sus ángeles se encuentran ocupados, y gran parte del pueblo de Dios se deja adormecer por él. La nube retornó y se estableció encima de la iglesia.

VI QUE ÚNICAMENTE MEDIANTE ESFUERZOS SINCEROS Y ORACIÓN PERSEVERANTE PODRÍA DESTRUIRSE ESE HECHIZO. Las verdades alarmantes de la Palabra de Dios habían conmovido levemente al pueblo de Dios. Hacían esporádicamente débiles esfuerzos para vencer, Pero pronto se cansaban y volvían al mismo estado de tibieza.

VI QUE CARECÍAN DE PERSEVERANCIA Y DE FIRME DETERMINACIÓN. Que los buscadores de la salvación de Dios posean la misma energía y fervor que manifestarían si buscaran un tesoro terrenal, porque así cumplirían su objetivo.

VI QUE LA IGLESIA, DE IGUAL MODO, PODRÍA BEBER DE UNA COPA LLENA, EN VEZ DE MANTENER UNA VACÍA EN LA MANO O EN LOS LABIOS. No es el plan de Dios que algunos vivan aliviados y otros recargados. Algunos sienten el peso y la responsabilidad de la causa, y comprenden que necesitan actuar para recoger con Cristo y no esparcir.

OTROS ESTÁN LIBRES de toda responsabilidad Y Actúan como si no ejercieran ninguna influencia. Estos desparraman. Dios no hace acepción de personas. 

TODOS los que han sido hechos participantes de su salvación aquí, y que esperan compartir las glorias del reino eterno, deben juntar con Cristo.

CADA UNO DEBE SENTIR QUE ES RESPONSABLE DE SU PROPIO CASO, y de la influencia que ejerce sobre otros. Si éstos mantienen su comportamiento cristiano, Jesús actuará en ellos como esperanza de gloria, y ellos se complacerán en expresar alabanza a su nombre a fin de ser reconfortados. 

Considerarán como suya propia la causa de su Maestro. Se preocuparán de hacerla progresar y de honrarla viviendo piadosamente.

EL ÁNGEL DIJO: "Dios requerirá con usura todo talento". Todo cristiano debe avanzar renovando sus fuerzas, y emplear todas sus capacidades en el servicio de la causa de Dios. 

TESTIMONIO 4 PARA LA IGLESIA (1857). TOMO 1/EGW/MHP

  

martes, 12 de agosto de 2025

30. “EL JOVEN RICO” TESTIMONIO 4 PARA LA IGLESIA (1857). TOMO 1.

 

CAPÍTULO 30. EL JOVEN RICO. “Una lección para Los Cristianos Avaros”

Mientras me encontraba en Monterrey, Michigan, el 8 de Octubre de 1854 se me mostró en visión que la condición de muchos observadores del sábado era como la del joven rico que acudió a Jesús para averiguar lo que debía hacer a fin de heredar la vida eterna.

"ENTONCES VINO UNO Y LE DIJO: Maestro bueno, ¿Qué bien haré para tener la vida eterna? Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno si uno: Dios.

Más si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.

Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. 

Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.

"ENTONCES JESÚS DIJO A SUS DISCÍPULOS. De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un ri­co en el reino de Dios. Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; más para Dios todo es posible" (Mat. 19:16-26).

JESÚS LE CITÓ AL JOVEN RICO CINCO DE LOS ÚLTIMOS SEIS MANDAMIENTOS, y también el segundo gran mandamiento que sirve como base a los últimos seis

El joven pensó que había guardado los que Jesús men­cionó. El Señor no habló de los primeros cuatro mandamientos, que contienen nuestro deber hacia Dios.

EN RESPUESTA A LA PREGUNTA DEL JOVEN: "¿Qué más me falta?" Jesús le contestó: "Si quieres ser (160) perfecto, anda vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo". Ahí estaba su deficiencia. Falló en guardar los primeros cuatro mandamientos, y también los últimos seis. Falló en amar a su prójimo como a sí mismo. Jesús dijo: "Dalo a los pobres". Jesús tocó sus pose­siones. "Vende lo que tienes y dalo a los pobres".

EN ESTA REFERENCIA DIRECTA SEÑALÓ CUÁL ERA SU ÍDOLO. Su amor a las riquezas era supremo, por lo tanto era imposible que él amara a Dios de todo corazón, con toda el alma y con toda la mente. Y ese amor supremo por sus riquezas cerró sus ojos a las necesidades de sus semejantes. NO AMÓ A SU PRÓJIMO COMO A SÍ MISMO, y por lo tanto falló en guardar los últimos seis mandamientos. Su corazón estaba con su tesoro. Fue absorbido por sus posesiones terrenas.

AMABA SUS POSESIONES MÁS QUE A DIOS, MÁS QUE AL TESORO CELESTIAL. Escuchó las condiciones de boca de Jesús. Si vendiera sus bienes y diera el producto a los pobres, tendría tesoro en el cielo. Esa era una prueba para establecer cuánto más apreciaba la vida eterna que las riquezas.

¿Se Aferró Él A La Posibilidad De Recibir La Vida Eterna? ¿Luchó Sinceramente Por Remover El Obstáculo Que Se Encontraba En El Camino Que Debía Recorrer Para Tener Un Tesoro En El Cielo? Oh, No; en cambio "se fue triste, porque tenía mu­chas posesiones". 

SE ME LLAMÓ LA ATENCIÓN A ESTAS PALABRAS: "Es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios". 

JESÚS DIJO: "Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible".

EL ÁNGEL DIJO: "¿Permitirá Dios a los ricos quedarse con sus riquezas y al mismo tiempo en­trar en el reino de Dios?" Otro ángel contestó: No, Nunca".

VI QUE EL PLAN DE DIOS ES QUE ESAS RIQUEZAS SE UTILICEN DEBIDAMENTE, que se distribuyan para bendición de los necesitados, y para hacer avanzar la obra de Dios. Si los hombres aman sus riquezas más de lo que aman a sus semejantes, más de lo que aman a Dios o las verdades de su Palabra, si sus corazones están con sus riquezas, no podrán tener vida eterna. Estarán más dispuestos a abandonar la verdad que a vender sus posesiones y dar el producto a los pobres.

EN ESTO SE LOS PRUEBA para demostrar cuánto aman a Dios, y cuánto aman la verdad; lo mismo que el joven de la Biblia, muchos se van tristes porque no pueden tener sus riquezas y también un tesoro en el cielo. No pueden tener ambas cosas, de modo que se arriesgan a (161) perder la vida eterna por conservar las posesiones mundanales. "Es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios".

PARA DIOS TODO ES POSIBLE. La verdad entronizada en el corazón por el Espíritu de Dios hará desaparecer el amor por las riquezas. El amor a Jesús y por las riquezas no puede permanecer en un mismo corazón. El amor de Dios sobrepasa tanto el amor a las riquezas que quien lo posee se desprende de sus riquezas y transfiere sus afectos a Dios.

MEDIANTE EL AMOR ES EN ADELANTE INDUCIDO A PROVEER RECURSOS PARA LA CAUSA DE DIOS. Experimenta un placer supremo al disponer correctamente de los bienes del Señor. Pre­domina el amor a Dios y a sus semejantes, y todo lo que tiene no lo considera suyo propio, sino que cumple fielmente su deber como mayordomo de Dios.

ASÍ PUEDE CUMPLIR LOS DOS GRANDES MANDAMIEN­TOS DE LA LEY: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente" (Mat. 22:37). "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mat. 22:39).

EN ESTA FORMA ES POSIBLE QUE UN RI­CO ENTRE EN EL REINO DE DIOS. "Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Pe­ro muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros" (Mat. 19:29-30).

AQUÍ ESTÁ LA RECOMPENSA para los que se sacrifican por Dios. Reciben cien veces más en esta vida y también heredará la vida eterna. "Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros".

SE ME MOSTRÓ AQUELLOS que reciben la verdad pero no viven de acuerdo con ella. Se aferran a sus posesiones y no están dispuestos a distribuir parte de sus bienes para hacer progresar la causa de Dios. No tienen fe para aventurarse y confiar en Dios. Su amor a este mundo absorbe su fe. 

DIOS pide una parte de sus bienes, pero ellos no le obedecen. Razonan que han trabajado duramente para obtener lo que poseen, de modo que no pueden prestarlo al Señor, porque temen padecer necesidad. "Hombres de poca fe" (Luc. 12:28).

EL MISMO DIOS que cuidó a Elías en tiempo de hambre, no dejará abandonado a ninguno de sus hijos abnegados. El que tiene contados los cabellos de las cabezas de sus hijos, los cuidará y los susten­tará en el día cuando haya hambre.

MIENTRAS LOS MALVADOS perezcan a su alrededor por falta de pan, su pan y su agua estarán seguros. Los que sigan aferrándose a su tesoro terrenal, y no dispongan en forma adecuada de lo que Dios les ha prestado, (162) perderán su tesoro en el cielo y también la vida eterna.

DIOS en su providencia ha enternecido los corazones de algunos que poseen riquezas, y los ha converti­do a la verdad, para que con sus bienes contribuyan a mantener en marcha su obra.

Y SI LOS QUE SON RI­COS NO HACEN ESTO, si no cumplen el propósito de Dios, él los pasará por alto, y traerá a otros para que llenen su lugar y cumplan su propósito, y distribuyan gozosamente sus posesiones para satisfacer las necesidades de la causa de Dios. En esto serán primeros.

DIOS TENDRÁ EN SU CAUSA A PERSONAS QUE HARAN ESTO. Él podría enviar recursos financieros desde el cielo para llevar adelante su obra; pero él no trabaja en esta forma. 

HA DISPUESTO que los seres humanos sean sus instrumentos, y que así como se efectuó un gran sacrificio para redimirlos, también ellos desempeñen una parte en esta obra de salvación, sacrificándose por los demás, y al hacerlo muestren cuánto aprecian el sacrificio que se hizo por ellos.

SE ME DIJO QUE PRESTARA ATENCIÓN A LO QUE DICE SANTIAGO 5:1-3: "¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polillas. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros".

VI QUE ESTAS TEMIBLES PALABRAS SE APLICAN ESPECIALMENTE A LOS RICOS QUE PROFESAN CREER LA VERDAD PRESEN­TE. El Señor los llama a usar sus recursos a fin de hacer progresar su causa. Se les presentan oportunidades, Pero Ellos Cierran Sus Ojos a las necesidades de la causa, y se aferran a su tesoro terrenal.

SU AMOR POR EL MUNDO ES MAYOR que su amor por la verdad, su amor por sus semejantes o su amor por Dios. El pide que le den de sus bienes, pero ellos retienen lo que poseen en forma egoísta y codiciosa. Dan un poquito una vez u otra para tranquilizar su conciencia, pero no han vencido su amor por este mundo. No se sacrifican por Dios. El Señor ha traído a otros que aprecian la vida eterna, y que pueden sentir y comprender algo de lo que vale el alma, y que han dado abundantemente de sus recursos para hacer progresar la causa de Dios

La obra está por concluirse, y pronto ya no se necesitarán los recursos de los que han conservado sus riquezas, sus grandes granjas, su ganado, etc.

Vi Al SEÑOR volverse airado hacia tales personas, y pronunciar estas palabras: "¡Vamos ahora, ricos!" Él ha llamado, pero no habéis (163) querido escuchar. El amor a este mundo ha ahogado su voz. Ahora ya no os necesita, de modo que os deja diciéndoos: "Vamos ahora, ricos!"

VI QUE ERA ALGO TERRIBLE ser abandonado por el Señor en esa forma, que era algo espantoso aferrarse a los bienes perecederos de este mundo, cuando él ha dicho que si vendemos y damos ofrendas, podemos hacernos tesoros en el cielo.

SE ME MOSTRÓ Que Al Concluirse La Obra, y al avanzar la verdad con gran poder, esos hombres ricos traerán sus recursos y los colocarán a los pies de los siervos de Dios, rogán­doles que los acepten. La respuesta de los siervos de Dios será: ¡Vamos ahora, ricos!" vuestros recursos ya no son necesarios. Los retuvisteis cuando hubierais podido hacer bien haciendo progresar la causa de Dios. Los necesitados han sufrido, porque no han sido bendecidos con vuestros recursos. Dios no aceptará vuestras riquezas ahora. "¡Vamos ahora, ricos!"

LUEGO SE ME DIJO QUE PRESTARA ATENCIÓN A ESTAS PALABRAS: "He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos" (Sant. 5:4).

VI QUE DIOS NO ESTABA EN TODAS LAS RIQUEZAS QUE SE OBTIENEN. 

CON Frecuencia Satanás tiene mucho más que ver que Dios con la adquisición de propiedades. Muchas riquezas se obtienen porque no se paga con justicia a los obreros. 

EL HOMBRE RICO naturalmente es codicioso, obtiene sus riquezas oprimiendo a sus obreros y sacando ventaja de la gente cuando quiera que puede hacerlo, con lo cual añade a un tesoro que devora­rá su carne como fuego

ALGUNOS no siguen una conducta honrada ni sincera. Los tales deben actuar en forma muy diferente y trabajar rápidamente para redimir el tiempo.

MUCHOS OBSERVADORES DEL SÁBADO YERRAN EN ESTO. Se apro­vechan de sus hermanos pobres, y los que tienen abundancia de recursos exigen a sus hermanos que es­tán en situación embarazosa y angustiosa por falta de recursos, un precio superior al valor real de las cosas que les venden, mucho más de lo que ellos mismos pagarían. 

Dios conoce todas estas cosas. Todo acto egoísta, toda extorsión codiciosa, traerá su recompensa.

VI QUE ES CRUEL E INJUSTO no tener consideración de la situación de un hermano. Si él está angustiado y empobrecido, a pesar de hacer lo mejor que puede, se le debe hacer alguna concesión. 

Ni (164) siquiera se le debe exigir el pleno valor de las cosas que compre a los ricos; sino que ellos deben manifestar compasión hacia él. Dios aprobará tales actos de bondad, y el que los haga no perderá su recompensa.

PERO una terrible cuenta subsiste contra muchos observadores del sábado por actos de egoísmo y avari­cia.

ME FUE RECORDADO UN TIEMPO EN EL CUAL ERAN POCOS LOS QUE ESCUCHABAN Y ABRAZABAN LA VERDAD. Estos no tenían muchos bienes de este mundo. Las necesidades de la causa se dividían entre muy pocos. Enton­ces era necesario que algunos vendiesen sus casas y tierras, y consiguiesen otras más baratas para usar­las como refugio u hogar, mientras que prestaban libre y generosamente sus recursos al Señor para pu­blicar la verdad y ayudar de otras maneras a hacer progresar la causa de Dios. Mientras contemplaba a estos hermanos abnegados, vi que habían soportado privaciones para beneficiar a la causa.

VI A SU LADO A UN ÁNGEL QUE SEÑALABA HACIA ARRIBA Y DECÍA: "¡Tenéis bolsas en el cielo! Tenéis en el cielo bolsas que no envejecen. Resistid hasta el fin y grande será vuestra recompensa". Dios ha estado obrando en muchos corazones. La verdad por la cual unos pocos se sacrificaron tanto, a fin de presentarla a otros, ha triunfado, y multitudes la han aceptado.

EN SU PROVIDENCIA DIOS HA OBRADO EN CIERTAS PERSONAS ACAUDALADAS, y las ha traído a la verdad a fin de que a medida que la obra crece, sean suplidas las necesidades de la causa. Muchos recursos han ingresado en las filas de los observado­res del sábado, y vi que Actualmente Dios No Exige las casas que la gente necesita para vivir, a menos que se quieran cambiar casas costosas por otras más económicas. 

PERO Si Los Que Están En La Abundancia No Oyen Su Voz para separarse del mundo y no hacen un sacrificio para Dios, vendiendo parte de su propiedad y tierra, él los pasará por alto, y llamará a quienes estén dispuestos a hacer cualquier cosa pa­ra Jesús, hasta el punto de vender sus casas para satisfacer las necesidades de la causa.

DIOS QUIERE OFRENDAS VOLUNTARIAS. Los que den deben considerar que es privilegio el poder hacerlo. Algunos dan de su abundancia, pero no les falta nada.

No se niegan especialmente de ninguna cosa por la causa de Cristo. Todavía tienen todo lo que el corazón puede desear. Dan liberalmente y de corazón. Dios los observa y conoce y percibe con exactitud sus acciones y motivos. Ellos no perderán su recom­pensa.

LOS QUE NO PUEDEN DAR CON TANTA LIBERALIDAD, no deben excusarse porque no pueden hacer tanto como otros. Haced lo que podáis. Privaos de (165) algunas cosas que no son indispensables y sacrifi­caos por la causa de Dios. 

Lo mismo que la viuda, dad vuestras dos moneditas. Y en realidad daréis más que todos los que dan de su abundancia; y sabréis cuán dulce es negarse a sí mismo para dar a los necesitados, sacrificarse por la verdad y hacerse tesoros en el cielo.

SE ME MOSTRÓ QUE LOS JÓVENES, especialmente los varones jóvenes, que profesan la verdad, tienen que aprender una lección de abnegación. Si éstos hicieran más sacrificios por la verdad, la tendrían en más estima. Afectaría su corazón y purificaría sus vidas, y la considerarían más sagrada.

LOS JÓVENES No Soportan La Carga De La Causa De Dios, ni sienten ninguna responsabilidad con respecto a ella. ¿Es porque Dios los ha excusado? 

OH, NO; ¡ellos se excusan a sí mismos! Ellos están aliviados y otros se encuentran cargados.

NO COMPRENDEN que no se pertenecen a sí mismos. Sus fuerzas y su tiem­po no son suyos. Han sido comprados por un precio. Un costoso sacrificio se hizo por ellos, y a menos que posean el espíritu de abnegación y sacrificio, Nunca podrán poseer la herencia inmortal

TESTIMONIO 4 PARA LA IGLESIA (1857). TOMO 1/EGW/MHP

 

29. “MIRAD TAMBIEN POR VOSOTROS MISMOS” TESTIMONIO 4 PARA LA IGLESIA (1857). TOMO 1.

CAPÍTULO 29. "MIRAD TAMBIEN POR VOSOTROS MISMOS".

Lo que sigue fue dado para dos hermanos en la localidad de -----; pero puesto que se aplica a muchos, lo presentamos aquí para el beneficio de la iglesia.

Queridos hermanos: En la visión que se me dio en vuestro hogar, se me mostró algo concerniente a vosotros dos. El ángel os señaló y repitió estas palabras: "Mirad también por vosotros mismos, que vues­tros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repen­te sobre vosotros aquel día" (Luc. 21:34).

Vi que vosotros dos tenéis un gran conflicto ante vosotros; tendréis que luchar constantemente para mantener este mundo fuera de vuestros corazones, porque lo amáis. Vuestra gran preocupación debiera ser ahora cómo amar a Jesús y su causa más que este mundo. Si amáis más al mundo, vuestras obras darán testimonio de ese hecho. 

Si amáis a Jesús y su causa por encima de todo, 

vuestras obras también testificarán de ello.

Hay muchas personas que os observan; 

muchos se regocijarán en vuestra caída; 

en cambio otros sienten gozo al ver vuestros progresos. 

Satanás y los ángeles malignos os presentarán la gloria de los reinos de este mundo. Si lo adoráis a él, o si adoráis un tesoro mundanal, él os lo presentará iluminado desde todos los ángulos para atraeros e induciros a amarlo y adorarlo.

Jesús y vuestros ángeles guardianes están dirigiendo vuestra atención más allá de vuestras granjas, ganado y tesoros terrenos, hacia el reino del cielo, hacia una herencia inmortal, hacia la sustancia eterna del reino de gloria.

El ángel dijo: 'Debéis morir a este mundo". "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él" (1 Juan 2:15).

Vi que si en la providencia de Dios se han adquirido riquezas, no es pecado poseerlas; y si no se presenta la oportunidad de utilizar esos recursos para adelantar la causa de Dios, tampoco es pecado seguir poseyendo esas riquezas. 

Pero si se presenta ante los hermanos la oportunidad de utilizar esos bienes para la gloria de Dios y el progreso de su causa, y si ellos retienen esos bienes para sí, (158) éstos se convertirán en una piedra de tropiezo para ellos.

En el día de angustia sus tesoros se convertirán en una ofensa para ellos. Entonces se habrán acabado todas las oportunidades de utilizar sus recursos para la gloria de Dios, y con angustia de espíritu los apartarán de ellos y los arrojarán a los topos y a los murciélagos.

Su oro y su plata no podrán salvarlos en ese día. Comprenden en forma abrumadora que deben rendir cuenta de su mayordomía, del uso que han hecho del dinero de su Señor.

El egoísmo les hizo creer que eso les pertenecía únicamente a ellos, y que lo necesitaban todo; pero finalmente comprenderán amargamente que sus recursos habían sido solamente prestados por Dios, para que le fueran abundantemente devueltos al ser usados para hacer progresar su causa.

Sus riquezas los engañaron. Se sintieron pobres y vivieron únicamente para sí mismos, y al final encontrarán que la parte que hubieran podido utilizar para la causa de Dios se ha convertido en una carga terrible.

El ángel de Dios dijo: "Colocadlo todo sobre el altar, como un sacrificio vivo y encendido. Atadlo con cuerdas si es que no podéis mantenerlo allí. Dedicaos a la oración. Vivid junto al altar. Fortaleced vues­tros propósitos por medio de las promesas de Dios". 

"Vended lo que poseéis y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye" (Luc. 12:33). 

"No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo" (Mat. 6:19-20).

Vi que si Dios os ha dado riquezas por encima de la gente común y de los pobres,

eso debiera haceros humildes, porque os pone bajo grandes obligaciones. 

CUANDO se da mucho, aún en bienes terrenos, también se requerirá mucho. 

Guiados por este principio, debierais manifestar una disposición noble y generosa.

Buscad las oportunidades de hacer bien con lo que poseéis. "Haceos tesoros en el cielo".

Vi que como mínimo, se había requerido de los cristianos en tiempos pasados, que poseyeran 

un espíritu de liberalidad y que consagraran al Señor una parte de sus ganancias.

Todo verdadero cristiano ha considerado esto un privilegio, pero algunos que lo han sido únicamente de nombre lo han considerado una imposición; la gracia y el amor de Dios no ha producido en ellos buenas obras, porque si hubiera sido así, habrían promovido gozosamente la causa (159) de su Redentor.

Pero de los cristianos que viven en los últimos días y que esperan a su Señor,

se requiere que hagan algo más que eso. Dios requiere que se sacrifiquen.

El ángel dijo: "Jesús dejó un camino de luz para que ustedes siguieran en pos de él. 

Seguid muy de cerca sus pasos. Participad de su vida de abnegación,

de su vida de sacrificio, y heredad con él la corona de gloria"

TESTIMONIO 4 PARA LA IGLESIA (1857). TOMO 1/EGW/MHP


lunes, 11 de agosto de 2025

28. “PLEITOS EN LA IGLESIA” TESTIMONIO 4 PARA LA IGLESIA (1857). TOMO 1.

 

  CAPÍTULO 28. PLEITOS EN LA IGLESIA.
La descripción que sigue acerca de la condición de los miembros de la iglesia me fue dada mientras me encontraba en Ulysses, Pensilvania, el 6 de Julio de 1857. 
Se refiere a la situación que ha existido en ---- y también en otros lugares de Nueva York. Ha habido tantos pleitos entre los miembros en el Estado de Nueva York, con los que Dios no ha tenido nada que ver, que la iglesia ha llegado a perder su fuerza, y sus dirigentes no saben cómo recuperarla. 
Ha desaparecido el amor mutuo, y en cambio ha prevalecido un espíritu de crítica y acusación. Se ha considerado una virtud buscar en la vida de los demás todo lo que parezca ser malo a fin de divulgarlo haciéndolo aparecer realmente tan malo como era.
No ha existido la actitud de compasión que mueve a sentir amor y piedad por los hermanos. La religión de algunos ha consistido en una actitud de crítica y en investigar todo lo que tenga la apariencia de mal, hasta que se han marchitado los nobles sentimientos del alma.
Es necesario elevar la mente para que se espacie en las escenas eternas, en el cielo, en sus tesoros, en sus glorias, y que reciba una dulce y santa satisfacción en las verdades de la Biblia.

Debiera sentir satisfacción de alimentarse con las preciosas promesas que ofrece la Palabra de Dios, debiera encontrar solaz en ella y sentirse elevada por encima de las cosas comunes (154) hasta llegar a las importantes cosas eternas.

¡Pero la mente ha sido empleada en una forma muy distinta! ¡Se ha ocupado en recoger la paja!

Las reuniones de la iglesia, en la forma como se han llevado a cabo, han sido una verdadera maldición para muchos en Nueva York. Estos pleitos fabricados han dado rienda suelta a conjeturas y suposiciones malignas. Los celos han sido alimentados. Ha existido odio, pero no lo han reconocido.

Las mentes de algunos han abrigado ideas erróneas, y se han visto inclinados a reprochar sin amor, han medido a otros con la idea que ellos tienen de lo que es correcto, y no han tenido misericordia sino que han abrumado a la persona caída con un peso destructor.

Vi que muchos en Nueva York se han preocupado tanto de sus hermanos, por mantenerlos en el camino derecho, que han descuidado sus propios corazones.

Sienten tanto temor de que sus hermanos no sean celosos ni se arrepientan, que se olvidan de que ellos mismos padecen de males que deben corregirse. Tratan de enderezar a sus hermanos teniendo ellos mismos sus propios corazones no santificados.

La única forma como los hermanos y las hermanas de Nueva York pueden levantarse es que cada uno atienda su propio caso individual, y ponga en orden su propio corazón.

Si resulta claro que un hermano ha cometido un pecado, no hay que contarlo a los demás, sino que con amor por el alma de ese hermano, con el corazón lleno de compasión y con misericordia, hay que hacerle ver a él mismo el mal que ha cometido, y luego hay que dejar ese asunto con él y el Señor. 

Así habrá cumplido con su deber de miembro que tuvo conocimiento del mal cometido. Pero nadie debe dictar sentencia. 

Se ha convertido en un asunto muy liviano la tarea de controlar la vida de un hermano, de condenarlo y de mantenerlo bajo condenación.

Se ha manifestado celo por Dios, pero sin conocimiento. Si cada uno pusiera orden en su propio corazón, cuando los hermanos se reúnen su testimonio sería espontáneo y procedería de un alma llena, lo cual conmovería a las personas que no creen en la verdad.

La manifestación del Espíritu de Dios diría a sus corazones que vosotros sois hijos de Dios. Nuestro amor mutuo debiera ser evidente para todos. Entonces hablaría y tendría influencia.

Vi que la iglesia de Nueva York podría levantarse. Ocupaos de la obra individualmente, manifestad celo por la causa y arrepentíos; y después de haber corregido todos los males, creed que Dios os (155) acepta.

No murmuréis sino que aceptad la Palabra de Dios. Vedlo con diligencia y creed que él os recibe.

Una parte de la obra consiste en creer. El que ha prometido es fiel. Avanzad por fe.

Los hermanos pueden levantarse en Nueva York como también en otros lugares, y pueden beber la salvación de Dios. Pueden avanzar con entendimiento, y cada uno puede tener una experiencia personal en este mensaje del Testigo Fiel a los laodicenses.

La iglesia siente que se encuentra caída, pero no sabe cómo levantarse. Las intenciones de algunos pueden ser muy buenas; pueden hacer confesiones; sin embargo vi que son observados con sospecha y se los considera ofensores por una palabra pronunciada, hasta que no tienen libertad ni salvación.

No se atreven a manifestar los sencillos sentimientos del corazón, porque saben que se los observa. Dios desea que su pueblo le tema a él y tengan confianza unos con otros.

Vi que muchos se han aprovechado de lo que Dios ha mostrado con respecto a los pecados y males de otros. Han tomado el significado extremo de lo que se ha mostrado en visión, y luego han insistido en ello hasta que se ha producido la tendencia a debilitar la fe de muchos en lo que Dios ha mostrado, y se ha desanimado y desalentado a la iglesia.

Los hermanos debieran manifestar tierna compasión en su trato mutuo. Debieran tratar con mucha delicadeza los sentimientos de los demás. Ocuparse de los males de los demás debiera ser la obra más delicada e importante de todas. Un hermano debiera ocuparse de ello con la mayor humildad y considerando sus propias debilidades, para que él mismo no sea tentado.

He visto el gran sacrificio que Jesús hizo para redimir a los seres humanos. No consideró su vida demasiado valiosa para sacrificarla. Jesús dijo: "Que os améis unos a otros, como yo os he amado" (Juan 15:12).

Cuando un hermano peca, ¿siente usted que podría dar su vida para salvarlo? 

Si siente en esa forma, puede aproximarse a él y ejercer influencia en su corazón

usted es justamente la persona que puede hablar con ese hermano.

Pero resulta lamentable que muchos que profesan ser hermanos, no están dispuestos a sacrificar ninguna de sus opiniones, ni su juicio, para salvar al hermano.

Hay muy poco amor mutuo. Se manifiesta un espíritu de egoísmo.

El desánimo ha invadido la iglesia. Los miembros han estado amando el mundo, amando sus granjas, su ganado, etc.

Ahora Jesús los llama a apartarse, a hacerse tesoros en el cielo, a comprar oro, (156) vestidos blancos y colirio. Estos son tesoros preciosos. Obtendrán la entrada al reino de Dios para el que los posea.

El pueblo de Dios debe avanzar con entendimiento. No debiera estar satisfecho hasta haber confesado todo pecado conocido; después de eso tienen el privilegio y el deber de creer que Jesús los acepta.

No deben esperar que otros se abran paso a través de las tinieblas y obtengan la victoria para que ellos la disfruten. Ese gozo durará únicamente hasta que termine la reunión.

A Dios hay que servirle por principio y no por sentimiento.

Ganad la victoria para vosotros mismos en la mañana y en la noche en vuestra propia familia. No permitáis que vuestros afanes diarios os impidan hacerlo.

Tomad tiempo para orar, y al hacerlo, creed que Dios os oye. Mezclad fe con vuestras oraciones. Puede ser que no todas las veces recibáis una respuesta inmediata, pero entonces es cuando la fe se pone a prueba. Sois probados para ver si confiaréis en Dios, si tenéis una fe viviente y estable. "Fiel es el que os llama, el cual también lo hará" (1 Tes. 5:24).

Recorred el paso angosto de la fe. Confiad en las promesas del Señor. Confiad en Dios en medio de las tinieblas. Ese es el tiempo cuando se debe manifestar fe.

Pero a menudo dejáis que los sentimientos os dirijan. Buscáis en vosotros algo de valor cuando no os sentís reconfortados por el Espíritu de Dios, y desesperáis porque no podéis encontrarlo.

No confiáis suficientemente en Jesús, en el amante Jesús. No dejáis que sus méritos sean todo. Lo mejor que vosotros podáis hacer no merecerá el favor de Dios. Son los méritos de Jesús los que os salvarán, es su sangre la que os limpiará.

Pero vosotros debéis realizar esfuerzos. Debéis hacer lo que podáis de vuestra parte. Sed celosos y arrepentíos, y luego creed. No confundáis la fe y los sentimientos, porque son cosas diferentes. Nosotros podemos ejercer la fe.

Esta fe debemos mantenerla en actividad. Creed, creed, dejad que vuestra fe se apodere de la bendición, y ésta será vuestra.

Vuestros sentimientos no tienen nada que hacer con esta fe. Cuando la fe traiga la bendición a vuestro corazón, y vosotros sintáis regocijo en la bendición, eso ya no es fe, sino sentimiento.

El pueblo de Dios debe levantarse firmemente en Nueva York, salir de las tinieblas y hacer brillar su luz. Están en el camino de la obra de Dios. Deben dejar que el mensaje del tercer ángel haga su obra en sus corazones.

Hermanos, Dios es deshonrado por vuestras (157) largas oraciones sin fe. Apartaos de la falta de méritos del yo, y en cambio exaltad a Jesús. Hablad de la fe, de la luz y del cielo, y tendréis fe, luz, amor, paz y gozo en el Espíritu Santo. 

TESTIMONIO 4 PARA LA IGLESIA (1857). TOMO 1/EGW/MHP